Hemos pasado una estancia de dos noches. El hotel es tipo rural, con un patio maravilloso donde poder tomar algo. Las habitaciones amplias, sencillas, con los servicios básicos y neverita, limpia y camas muy cómodas. El desayuno no tiene grandes lujos pero no le falta embutido, dulces, tostadas, etc. El personal es muy amable y atento, con un trato muy familiar. Respecto a la parte restaurante, cenamos allí las dos noches que nos alojamos, todo lo que probamos nos encantó, sopa castella al estilo extremeño, muy buena, pero lo que se lleva un 10 es la torrija, riquísima. Nosotros, si volvemos a hacer ruta cacereña, repetiríamos!!!
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