Llevo yendo a este hotel hace muchos años, todos los Septiembres, en la semana de las Fiestas de San Mateo. Es en esta ocasión, cuando noto una evolución significativa, en lo que respecta a sus instalaciones. Aunque a la nuestra, todavía no le había tocado, observé la renovación de alguna habitación, sustituyendo suelos y etc. Era importante llevar a cabo una remodelación, pues estaban un poco obsoletos. . También he notado, una mejora en la calidad de los productos del desayuno, así como la atención del mismo. Quiero destacar la profesionalidad, dedicación y atención de la camarera que nos atendió todos los días, siempre encantadora y dispuesta, Srta. Mónica, que otros años no estaba. Espero sigan en esa linea, propia de un hotel de cuatro estrellas, que se precie. Volveré sin duda. Garaje un poco pequeño en el inmueble, pero lo complementan con posibles reservas en garajes públicos próximos. Ubicación inmejorable, próxima a la “calle Laurel” y centro histórico de la cuidad.
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