El alojamiento está muy bien cuidado y muy limpio. Todos los muebles y elementos decorativos están bien cuidados o han sido rehabilitados/reparados con mucho respeto por el medio ambiente. El trato con Isabel, la propietaria, fue exquisito. Es un alojamiento sumamente tranquilo. La climatización natural de la habitación es perfecta, en pleno mes de agosto y en un día con las temperaturas muy altas. Se debe a que las paredes exteriores, de piedra, son muy gruesas, lo cual aisla bastante. El tamaño de la habitación, tal cual figuraba en la información, muy amplia, con muebles y enseres necesarios para tener una estancia cómoda y poder colocar tus pertenencias en espacios y lugares adecuados, Armario amplo, TV de pantalla plana de tamaño adecuado y ubicada a la distancia perfecta para verla desde la cama que era comodísima. Descansamos de lujo. No se oye ningún ruido desde la habitación. El baño también nos resultó muy cómodo. Tanto en la recepción como en los pasillos y espacios comunes el alojamiento es un verdadero Museo etnográfico del siglo XX, dada la cantidad de objetos, herramientas y enseres, perfectamente rehabilitados, de que dispone. No gustó · Estuvimos totalmente incomunicados la mayor parte del día. sólo pudimos realizar una corta llamada por WhatsApp. conect**** a internet también es totalmente imposible. No conseguí conectarme a la red wifi por más que lo intenté. Otro aspecto importante a tener en cuenta es que en el pueblo no hay supermercado. Al coincidir nuestra estancia con fiestas en el pueblo el aparcamiento estuvo más limitado, aunque no imposible.
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