No nos alojamos en el hotel, pero fuimos a su Restaurante los Faroles, para almorzar. La experiencia fue pésima. Nos tomaron la orden y a los 10 minutos regresó la señorita que nos atendió para tomarnos nuevamente la orden (¿?) Nos dijeron que los pedidos llegaban en en 30 o 35 minutos. Pasados 40 minutos llegó un plato y una jarra de carambola. A los 50 minutos llegó el segundo plato y una jarra de liimonada. Pasada más de una hora llegaron los otros 3 platos y a pesar que nos tomaron 2 veces la orden, los platos no llegaron como los pedimos. La comida estuvo agradable, pero no justifica el tiempo de espera, y el momento pasado, pues el restaurante no estaba lleno. Definitivamente, no pensamos volver.
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