Una serie de detalles hicieron que esta estancia fuese muy confortable. En primer lugar, la amabilidad y servicialidad de los encargados de la recepción, particularmente el chico que nos recibió al que apodamos cariñosamente "Constantino el Grande" por lo acertado de todas sus recomendaciones y los buenos consejos que nos dio para hacer nuestra estancia un poco más placentera, además de por haber gestionado tanto el taxi de vuelta del aeropuerto en plena madrugada y un "pack box" de desayuno para esa circunstancia. Pero también por la amplitud de la habitación y su ubicación, a escasos 10 minutos andando del puerto o de la plaza Aristóteles, lo que hizo nuestra "estancia urbana" en Tesalónica mucho más agradable.
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