Nuevamente nos acercamos, tras muchos años de ausencia, a la Villa Textil para disfrutar de sus fiestas veraniegas. En esta ocasión un numeroso grupo de amigos reservamos con bastante antelación ya que sabíamos y conocíamos las dificultades de cenar sin reserva en este establecimiento. Cuando llegamos la reserva tuvimos que modificarla minutos antes ya que nos fallaron 3 comensales. Al comentárselo al gerente su respuesta fue muy amable: "no se preocupen señores, son eventualidades que no se pueden preveer". Un gesto muy poco habitual. Para la jornada festiva Hostal Adela elaboró un Menú Especial. Altamente recomendable el Rissoto de Boletus. Muy generoso y con una textura exquisita. En algunos establecimientos te ofrecen Rissoto y no deja de ser un arroz blanco pasado con cosas... Como segundo plato lo más sorprendente fueron las lágrimas de pollo. Presentación del plato delicada acompañada de una salsa casera de mostaza que recordaba a esa cocina casera hecha en el hogar con tiempo y dedicación. El local más que tranquilo con buena acústica y muy buena temperatura. Nuevamente Hostal Adela no defrauda.
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