Park Hotel Sankt Peterburg

Se trata de un hotel grande, situado algo alejado del centro, por lo que es conveniente (si no imprescindible) disponer de coche para llegar allí. Por otro lado, dispone de aparcamiento gratuito frente al mismo hotel, lo resulta muy cómodo para entrar y salir, aunque cuando llegas la primera vez es un poco desconcertante ya que hay una barrera y en ningún lugar indica que sea el aparcamiento del hotel... Tienes que coger un ticket y pasar como si fuera un aparcamiento público, y después en la recepción te sellan el ticket cada vez para que puedas salir sin tener que pagar. El hotel está en una edificio alto y grande, con una estética de estilo “soviético”, sin ningún encanto, a pesar de estar bastante bien. Lo mismo ocurría con la habitación, muy grande, funcional, tenía todo lo necesario, estaba en un piso elevado con vistas... ¡pero sin ningún encanto! El hotel estaba medio vacío, por no decir casi vacío por completo, lo que también que resultaba extraño. La atención del personal era muy correcta, pero con poca iniciativa. Por ejemplo al llegar preguntamos por la piscina, nos indicaron donde estaba pero al bajar para ir a bañarnos nos dijeron que ya estaba cerrada porque la cerraban por mantenimiento a las 18 h... ¡en pleno mes de agosto! Aun así lo mejor del hotel, al menos en verano, es sin duda la piscina (por eso lo elegimos, ya que al mediodía hacía mucho calor) donde también había poca gente y un entorno poco atractivo, aunque la piscina enorme y muy agradable... El desayuno bien, sin más... el segundo día en la sala sólo estábamos nosotros y otra pareja en una mesa y nos hicieron el desayuno a la carta porque no habían puesto ni siquiera el buffet. Supongo que porque no había suficientes clientes... La impresión global era que el hotel funcionaba a medio gas o como si fuera a cerrar pronto, o quizás no, pero un hotel de estas dimensiones con tan pocos clientes daba una sensación un poco triste y una imagen algo decadente. En resumen, buena una estancia para visitar Plovdiv, si dispones de coche o medio de transporte, pero sin ningún encanto.