No esperaba mucho de la estancia pero me tocó una buena habitación, aunque el jacuzzi no funcionaba. Está ubicado en medio de tres objetivos a visitar, tiene un aparcamiento, eso si, es de cuesta y de piedrecitas, además que se suele llenar por el bar que hay al lado o los eventos privados de la hospedería. Arriba hay otra explanada pero hay un "aparcacoches". Según la época no hay recepción, pero te dan unos códigos de acceso para abrir las puertas. La habitación normal, junto al baño, que viene con sus útiles para el aseo. La ventana da al propio patio de la hospedería, que hay que abrirla porque al principio hay olor a humedad. También estaba más alejada del bullicio de los eventos, aunque siempre se escuchaba algo, pero no solían durar hasta tarde. La piscina no la probamos pero se veía pequeña. El precio del alojamiento justito
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