El joven que estuvo en recepción el 19 de julio, por la noche, no es amable en lo absoluto. Desconoce de elemental educación y hasta capacitación para ese puesto.
Es la primer cara que ven los huéspedes al llegar para que no salude, no sonría, no de bienvenida.
Se limita a preguntar si se tiene reservación, el nombre del huésped; a entregar la llave y decir el número de habitación. Eso es todo. Deja muchísimo qué desear en cuanto a amabilidad y cordialidad.
Las instalaciones bien en general, a excepción de la puerta de cristal de la entrada. Una puerta de 2 hojas de cristal enormes, que deberían ser automáticas, pero que no funcionan y ponen a los huéspedes a estarlas abriendo y cerrando (con mucho esfuerzo), cada vez que requieran entrar o salir del hotel.
Los 6 días de mi estancia, tuve que estar arrastrándolas para abrirlas y cerrarlas cada vez que necesité salir o entrar del hotel.
Es increíble que no las hayan podido reparar, o mínimamente, dejarlas abiertas para que los huéspedes pudieran entrar y salif con facilidad y no tener estar batallando.
Eso deja muy mala impresión del hotel.
Los desayunos muy ricos y bien servidos.
La camarera muy amable, limpia y bien hecha en su trabajo.
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