Por supuesto, no volveremos jamás, y por supuesto, lo desaconsejamos a cualquiera que decida alojarse o hacer cualquier tipo de celebración en este lugar. La dueña de la casa ha conseguido convertir el día de nuestra boda y los preparativos previos en una cascada de problemas, manipulaciones, pegas, acusaciones…. Un desastre. Desde el principio ya tuvimos problemas con las reservas de habitaciones. Seguido por un torrente de pegas, como prohibirnos que bebiéramos mi esposa y yo unas botellas de vino en la terraza de la suite nupcial por la que habíamos pagado 220€ por noche. Estos invitados alojados en este mismo hotel estaban pagando 150€ por noche y no podían ni moverse libremente por el hotel sin estar vigilados. Después de haber pagado una habitación de 150€ tenían que estar esperando a que les abrieran en la puerta principal desde dentro y con “toque de queda” a las 00:00h, y si no, se quedaban en la calle a dormir. Pagamos desayunos de 18€ que consistían básicamente en una café de malísima calidad, unos trocitos de pan tostado con una sola pieza de mantequilla y mermelada, dos trocitos de queso de supermercado y una pieza de fruta a elegir…kiwi o plátano. No ambas. Repito, a elegir kiwi o plátano. Pedimos un segundo café que nos sirvieron de mala gana y al pedir un tercero, la propietaria nos lo negó. Repito…desayuno de 18€ por persona. Por supuesto, tras el primer desayuno, decidimos cancelar los restantes del día siguiente. Decidimos buscar una alternativa en el pueblo con la que no nos sintiéramos estafados. Y así hicimos. En plena celebración de nuestra noche de boda, esta señora me escribió un mensaje instándome a dejar la habitación al día siguiente incluso antes de la hora fijada para el check out. Esa hora eran las 12:00 del mediodía. En su mensaje la misma noche de la boda me pedía que debíamos estar fuera de las habitaciones incluso antes de las 11:30 porque les venía mejor para preparar las habitaciones para los próximos invitados. Ni mis invitados ni yo dábamos crédito a lo que estaba pasando. Adultos alojados en un hotel con habitaciones de entre 150€ y 220€ sin poder ni movernos libremente y entrar y salir del hotel cuando nos apeteciera. Y, como digo, con expresa prohibición de tomarnos unas botellas de vino mi mujer y yo en nuestra propia suite nupcial para celebrar nuestra boda en ese mismo día. Por si fuera poco, tuvimos que irnos a beber las botellas de vino que llevábamos a un solar cercano al hotel en el que al menos teníamos unos bancos en los que sentarnos. Tras ese rato, llevamos las botellas de vino ya vacías a nuestra habitación para que el hotel pudiera reciclarlas ya que no queríamos ponerlas en la basura. Al día siguiente, tras marcharnos del hotel, la propietaria empezó a llamarme y a escribirme por whatsapp, acusándome de haber bebido las botellas en la habitación contraviniendo su prohibición expresa. Incluso acusándome de haber dañado una esquina de una mesa de cristal que había en la suite nupcial
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