Ubicado en pleno centro, en la calle Arenal, entre la Puerta del Sol y el Teatro Real. Ocupé una habitación individual durante una noche, por un precio de 37 €. La habitación era pequeña, limpia, con una cama de matrimonio muy cómoda, televisión, una mesita de noche, una mesa, una silla y una percha. Contaba con un ventilador de techo con mando a distancia con varias posiciones. El cuarto de baño, bien, con ducha con buena presión, un jaboncillo y dispensadores de gel y champú. Los recepcionistas, muy amables, me guardaron el equipaje hasta la hora de salida de mi tren. Como punto negativo principal, el horrible calor que hacía en la habitación; aun con el ventilador de techo a la máxima potencia, pasé toda la noche sudando. Hay que tener en cuenta que ese día Madrid llegó a 38 grados. No me importaría volver a quedarme en este hostal pero evitaría absolutamente hacerlo en verano.
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