Isla Los Erizos EcoHouse

Nos hospedamos con mi familia y tuvimos un problema grave con la persona que da los tours, fuimos con el señor Jhon al tour de fitoplancton, y al quitarnos el chaleco nos toco los senos intencionalmente a mi hermana y a mi, pongo esto publico para que esta situación no se vuelva a presentar y las niñas tengan mucho cuidado. Espero que tomen las represalias pertinentes que esto amerita. La comida es buena pero si te vas a hospedar no vas a tener privacidad porque al día llegan más de 10 lanchas y yates con personas que almuerzan allí.

cuando llegamos al hotel la habitación estaba sucia, el baño tenia filtraciones que tuvieron que arreglar, las paredes de la habitación tenía manchas de manos sucias, no tenia ducha era solo un tubo. El hotel es muy básico en sus instalaciones para lo que cobran, el personal no está capacitado para atender a huéspedes. En primer día la tarde cuando veíamos el atardecer, llegó un yate que tapó todo el paisaje ( se quedó ahí hasta el día siguiente). Mas que el paisaje, que ya no podíamos ver, no había nada mas para distraerse. La señal de internet y el wifi son pésimas, algo que no sucede en el hotel que está al costado. El acceso al mar es pequeñísimo, el hotel de al lado si cuenta con orillas para bañarse. La comida es muy cara, la calidad no corresponde al precio. Las bebidas están al triple. El personal no está capacitado para atender huéspedes, algunos con actitudes poco amables, otros tratan de hacerlo mejor, pero no logran tener la atención que se necesita en un hotel. La estadía fue tan desastrosa para nosotros que decidimos irnos una día antes, le explicamos a la encargada que cuando llegamos, el transporte nos indicó que podía recogernos temprano en la mañana. Finalmente nos cobraron la estadía completa (hasta los días que no estuvimos), la encargada nos indicó que se olvido de decirnos que podíamos gestionar el pago de solo los días que nos alojamos. Nos envió en una lancha que no era la misma que llegamos, era una mas barata, que no tenia asientos con espaldar, iba a gran velocidad por lo que “saltaba” en el mar y hacia doler la espalda. Cuando llegamos a Cartagena nos dejaron en la zona pesquera en donde un taxista nos salvó de ser asaltados, era una zona muy peligrosa. ¡¡Un desastre!!