Dudo entre 4 ó tres estrellas por los siguientes motivos: en primer lugar, por el trato frío y seco del personal, excepto del camarero encargado del bar, en segundo lugar por el deficiente bufé. Parece evidente que un empleado dedicado a este oficio, si no dar coba, deba conocer el decálogo de trato al cliente, y no dar la sensación de que está aburrido, porque -y daba la impresión- no hay mucho trabajo que hacer, dado que hay pocos huéspedes. Encontré insulsa y distante la atención -¡qué mínimo!- cara a cara con el huésped, el cual parecía que tenía que llevar la iniciativa. Por lo que respecta al BUFÉ, me parece inefable, que un supuesto hotel de este cariz con 4 estrellas, esté dotado de tan poca variedad de elementos para desayunar: no había leches vegetales, sólo zumo de naranja de máquina (¡!), bollería refrigerada, parte de ella con su bolsita de celofán etc. Sin embargo, lo más SIGNIFICATIVO es que no haya de forma permanente alguien encargado de supervisar el salón del desayuno, y haya que salir a buscar a alguien a pedirle leche fría (por ejemplo).
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