Casa rural tranquila y acogedora, en mitad del campo. Se localiza bien tras atravesar el pequeño pueblo de Hoyorredondo, nos hizo un finde muy lluvioso y no pudimos disfrutar del jardín, que tiene mucha vegetación y algunas mesas. La habitación bien, la cama grande. La Wifi no funcionaba. La atención correcta. La cena, de lo mejor, nos atendió Tatiana, muy agradable y eficiente, el menú también muy bien, te mandan los platos al móvil y los eliges un poco antes de ir a cenar, todo recomendable, los tomates aliñados con queso fresco, los secretos y el pato confitado, bien guarnicionados, muy ricos y los postres espectaculares, la crema de leche condensada exquisita. El desayuno muy bien. La habitación rústica, algo desangelada y el baño bien, con todo lo necesario. La limpieza también bien. Algo ruidoso. Cerca de Pedrahita y del Barco de Ávila. La estancia agradable, muy bien la cena y el desayuno.
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