Hotel sencillo pero agradable. Las instalaciones son sencillas y la piscina no es muy grande, aunque al ser un hotel pequeño tampoco se acumulaba mucha gente en ningún espacio. Las habitaciones, muy amplias y limpias, y las camas cómodas y espaciosas, incluidas las de los niños (cada uno tenía su propia cama, en otros hoteles eran sofá-cama). El baño correcto, aunque se echaba de menos algún toallero más para colgar las toallas porque había que dejarlas de cualquier manera al no haber lugar suficiente para colgarlas. En el comedor, no había demasiada variedad, aunque siempre había alguna paella o fideuá y alguna cosa más cocinada de forma bastante correcta. Para los niños también había siempre pasta y alguna otra cosa más que les interesara (nuggets, palitos de merluza, pizza, hamburguesa, perritos calientes...) Y lo que más nos gustó fue la variedad de ensaladas, pues había mucho surtido variado y fresco para elaborártela a tu gusto. La playa está bastante cerca aunque no esté en primera línea y el puerto y la zona del Grau es lo que pilla algo más retirado, aunque en las inmediaciones hay todo lo que puedas necesitar.
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