Hotel Convento San Diego

Tuvimos una especial celebración familiar, el 90 cumpleaños de nuestra tía Carnelina en el restaurante del hotel. Un acierto que recordaremos por mucho tiempo. Desde la amabilidad y especial atención de su responsable Belén Fierro hasta el magnífico servicio del camarero que nos atendió, Álvaro, demostraron una gran profesionalidad y empatia con la importancia de la celebración. La carta es muy rica y variada, mezclando sabores de la tierra extremeña (secreto y pluma ibérica, jamon ibérico, tabla de quesos) con otras delicatessen como foie con mermeladas de frutas silvestres y morcilla de arroz. El culmen llegó a los postres, con una tarta de queso artesanal exquisita con vela y entonando cumpleaños feliz por todos. Una jornada inolvidable que recordaremos todos gracias a la profesionalidad y pasión que pusieron todos los integrantes del hotel convento San Diego de Fuentes de León, Badajoz. Gracias de corazón. Seguro que volveremos a disfrutar de un entorno mágico y de recogimiento espiritual, también gastronómico.

Relax total Una experiencia en familia inigualable y agradable

En esta ocasión la visita ha sido al restaurante. Hemos degustado platos elaborados y cuidados al detalle. La carta tiene bastante variedad y una relación calidad precio asequible. Hay aparcamiento gratuito en la entrada. Esta situado a las afueras del pueblo por lo que dispone de una terraza con vistas a la sierra. El personal muy atento y amable. Repetiré.

Fuimos a comer el día de reyes,comida perfecta,personal agradable, Enhorabuena a Kiko e Inma por el trato recibido,sin dudas volveremos El hotel está situado en un entorno de tranquilidad y vistas preciosas desde la terraza Volveremos pero para pasar un fin de semana para hacer rutas de senderismo y visitar las cuevas que hay

Muy bonito establecimiento en el que nos ofrecieron la posibilidad de comer en el claustro, terraza junto a la piscina o el comedor interior. Con treinta grados en la primera quincena de octubre, nos decidimos por el claustro. Tranquilidad con sólo tres mesas ocupadas, el sonido de la fuente central que lo decora y el servicio en el que alguna carencia de oficio se solventó con el interés y las ganas de agradar, nos hicieron sentir a gusto. Ante las dudas al elegir el vino, nos dieron a probar uno y, como no fue de nuestro agrado, lo cambiamos por un Ribera del Duero: detalle de buenos hosteleros. Magnífica tabla de quesos de la zona (creo recordar que todos de Bodonal de la Sierra). ¡Ojo! Muy generosa la ración: para dos comensales y como entrante, cuesta acabar con ella a sabiendas de que es un sólo el comienzo. El salmón, magnífico; y el arroz con presa ibérica, otro tanto (fui avisado de que era para dos pero, me hice el valiente y, claro, después del atracón de queso, no pude terminarlo). Por si hubiera sido poco queso, de postre más: tarta de queso, sobresaliente. En fin, que hay otras opciones en Fuentes de León para comer (en las que lo intentamos pero no nos pudieron atender por estar completos), pero ésta del Hotel Boutique Convento San Diego es ABSOLUTAMENTE RECOMENDABLE.

Quizás lo fue, pero no es!!! Fuimos a este hotel boutique atraídos por las críticas que habíamos leído en distintos portales. Mi objetivo es que a quienes lean este comentario no les pase lo mismo… Y de paso, animar a la dirección del hotel a cambiar de rumbo, aunque no sé si es posible a estas alturas… En primer lugar, las 4 estrellas que luce no se corresponden a su estado y servicios actuales. Las instalaciones necesitan numerosas reparaciones y mantenimiento continuado. El aire acondicionado de las habitaciones no enfría y hace un ruido terrible. La limpieza no es excesivamente exigente… La piscina, más de lo mismo: zona descuidada y piscina sin limpiar. Por lo que vimos en otro comentario, hay una ducha rota desde hace más de un año, ya que allí sigue como una especie de “escultura”… Pero, sin duda, lo peor fue el servicio de restaurante y desayuno. No se dejen engañar. En la web aparece una carta de restaurante de lo más sugerente, pero a la hora de la verdad te enseñan un folio con cuatro entrantes y cuatro platos principales que después no existen. Las personas que atienden el restaurante no saben los platos que ofrecen. En la cocina, no sé quién está ni qué ha hecho antes, pero dudo que haya sido algún trabajo en una cocina profesional o particular… Degustamos un gazpacho de melón que no se podía tomar, una ensalada de bolsa con una lata de migas de bonito de tercera categoría y una paella hecha con fumet industrial y gambas, chipirón y almejas congeladas, que no eran precisamente premium… El final de esta pesadilla fue el desayuno… Algo de fruta sin sabor, zumo industrial, un jamón procesado que no se podía comer, queso de mínima calidad, pan, mantequilla y mermeladas de ínfimo nivel, y croissant crudo y malo… Al preguntar si había Colacao o Nesquik para desayunar, y después de mirarnos como las vacas al tren, nos regalaron un sonoro nooooo. Lo peor es que hablando con las personas responsables, se veían pocas opciones de mejora… Desde luego, de hotel 4 estrellas solo queda el cartel de la entrada; de hotel boutique, el recuerdo de quienes estuvieron en sus buenos momentos… Ojalá me equivoque, pero no sé cuánto tiempo podrá mantenerse en las condiciones actuales.