Estuvimos por recomendación en este balneario, tiene cosas buenas: te facilitan el transporte, pagándolo, claro, en el precio van incluidos el albornoz y un paraguas. Estuvimos en el hotel antiguo, habitaciones suficientes, reformadas bastante (el hotel es el año 1903) pero las puertas del balcón cerraban mal y entraba aire. Con el suplemento del aire acondicionado, además de la calefacción central, solucionado el problema. Dos camas, pequeñas, dos sillones, cómodos y una silla. Suficientes cajones y colgadores. Tiene un salón de estar y juegos que no he visto en ningún hotel de su categoría (***) y, además, facilitan juegos y tiene una biblioteca bien surtida. Al perecer fuer coonstruido por burgueses valencianos para sus salidas, vacaciones y caza. Por los años 40 se estableció como balneario. Como balneario tiene cosas que no he visto nunca, y llevo unos cuantos... : edificios distintos para residencia, restaurante, tratamientos y cafetería. Por ello, como llovió bastante, no fuimos a la mitad de los tratamientos. La comida es decente, 3/5 especialmente bajos los segundos platos. Los tratamientos son muy buenos, el mayor salón de hidroterapia que haya visto nunca y el trato exquisito. Baste decir que puede acoger a más de 600 pacientes y su plantilla supera las 200 profesionales de todo tipo. Precios de la cafetería moderados y trato campechano y familiar. Otra cosa que no había visto es que todos los días había entretenimientos a todas horas, la mayoría incluidos en el precio. La residencia consta de un hotel nuevo, otro viejo y numerosos apartamento distribuidos por una 20 hectáreas de terreno de bosque con coníferas. Además, tiene capilla y teatro, donde se hacen los saraos nocturnos.
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