Desde hace años todos los veranos acudo dos o tres veces a cenar al restaurante-barbacoa de este hotel y lo recomiendo habitualmente. Este año he vuelto a ir, pero ya no es lo que era, y eso que el personal es inmejorable y la atención exquisita, pero ha pasado a ser restaurante exclusivo para los huéspedes. La decoración, el ambiente, todo resulta mucho más frío. Mesas vacías (al parecer las dejan reservadas ante la posible demanda de algún cliente) y a las 23:00 horas empiezan a recogerlas, mientras estás cenando. Una pena. Era un lugar de encuentro de gente de Cáceres.
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